Cada pueblo de la antigüedad tiene sus mitos característicos
íntimamente relacionados con su religión ancestral y con su alma
poética. Existen una mitología china, hindú, egipcia, escandinava,
ibérica, etc. Pero existen y coexisten. Porque es interesante observar
cómo, a pesar de la distancia que en el tiempo y en el espacio separa a
los que llamamos pueblos arcaicos y de su diversidad en mitologías, al
comparar éstas se hallan las mismas ideas cosmogónicas, representadas
por divinidades análogas, así como idénticos conceptos teogónicos,
relativos al origen, carácter y función de los dioses.
El Osiris egipcio, el Brama hindú, el Odín escandinavo, etc, resumen un mismo concepto religioso y filosófico. Son una misma concepción tamizada por distintas culturas, productos de distintos temperamentos.
Se puede pensar que la ciencia es objetiva y el mito es invención, pero es interesante encontrar diversos enlaces entre ambas, provenientes sobre todo de culturas antiguas, como la de Grecia, en donde la búsqueda del conocimiento incluía la filosofía, el arte y el conocimiento del entorno, sin las separaciones que actualmente existen entre disciplinas.
De esto podemos deducir, que la mitología es ciencia de los mitos porque necesita y se ha necesitado la ciencia para explicar y dar un cierto sentido racional y humano, siempre relacionándolos con cada época y con cada pueblo y con cada ciclo de cultura a los mitos que nos han sido transmitidos por la tradición oral o escrita. Asimismo, ciencia, porque modernamente se han sistematizado dichos estudios, basándolos en los datos y documentos reunidos por la arqueología, por la filología, por la etnología.
Para el hombre primitivo fue una necesidad religiosa la creación de los mitos. Para el hombre moderno resulta una necesidad científica la interpretación de dichos mitos, porque en ellos está la raíz de cada cultura y hasta de cada historia particular.
No cabe duda que para las interpretaciones y estudios mitológicos actuales se debe apelar, no al instinto o a la impresión poética, sino al entendimiento de lo que es “ser humano” ayudado de la apelación científica post moderna.
El Osiris egipcio, el Brama hindú, el Odín escandinavo, etc, resumen un mismo concepto religioso y filosófico. Son una misma concepción tamizada por distintas culturas, productos de distintos temperamentos.
Se puede pensar que la ciencia es objetiva y el mito es invención, pero es interesante encontrar diversos enlaces entre ambas, provenientes sobre todo de culturas antiguas, como la de Grecia, en donde la búsqueda del conocimiento incluía la filosofía, el arte y el conocimiento del entorno, sin las separaciones que actualmente existen entre disciplinas.
De esto podemos deducir, que la mitología es ciencia de los mitos porque necesita y se ha necesitado la ciencia para explicar y dar un cierto sentido racional y humano, siempre relacionándolos con cada época y con cada pueblo y con cada ciclo de cultura a los mitos que nos han sido transmitidos por la tradición oral o escrita. Asimismo, ciencia, porque modernamente se han sistematizado dichos estudios, basándolos en los datos y documentos reunidos por la arqueología, por la filología, por la etnología.
Para el hombre primitivo fue una necesidad religiosa la creación de los mitos. Para el hombre moderno resulta una necesidad científica la interpretación de dichos mitos, porque en ellos está la raíz de cada cultura y hasta de cada historia particular.
No cabe duda que para las interpretaciones y estudios mitológicos actuales se debe apelar, no al instinto o a la impresión poética, sino al entendimiento de lo que es “ser humano” ayudado de la apelación científica post moderna.
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